sábado, 26 de junio de 2010 4 comentarios

El futbol en Alemania

No me gusta el futbol, me parece un rollo repollo, nunca he sido capaz de ver un partido entero, he visto partidos de vóley, de baloncesto, he visto campeonatos de rítmica, de natación y waterpolo, atletismo e incluso hockey, pero no soporto el futbol.

Vivo en una ciudad catalana y aquí todo el mundo siente últimamente devoción por el fútbol, y por el Barça, tanto que he llegado a desquiciarme en ciertos periodos del año en los que el fútbol me rodeaba, me parecía una afición enfermiza y me enervaba mil.

Hoy, esa afición, me parece para chicos pequeños después de estar una semana en Frankfurt durante el mundial de futbol.

Cuando llegamos nos registramos en el hotel al son del primer gol de Alemania y la recepcionista se puso a dar saltitos, habían cortado la calle del hotel para poner paradas de Frankfurts y ver el partido en teles gigantes, todo el mundo estaba en la calle, viendo el partido, con banderas de Alemania, y dando gritos como locos.

Nos pareció un poco exagerado, pero bueno, era Alemania quién jugaba y pensamos que allí habría mucha afición.

Alemania ganó, y aunque era un domingo por la noche y el lunes era un día laborable, los coches no dudaban ni un solo minuto en tocar el claxon bien fuerte en plena madrugada para celebrar la victoria.

Al día siguiente pensamos que ya habría pasado la locura, pero nos dimos cuenta que cada 70 metros había una paradita que se encargaba de vender banderines de todos los países… ahí deberíamos haber sospechado algo, y es que cuando llegó la una todos volvían a estar en sus puestos viendo el partido de Brazil contra dios sabrá quién como si les fuera la vida en ello (es posible que no fuera ése el partido porque mi memoria para estas tonterías es completamente nula). Todos gritaban como locos y daba miedo pasar entre la terraza del bar en cuestión y la televisión que retransmitía el evento. La ciudad estaba llena de ambas, televisiones y bares y sobretodo aficionados que se pintaban los colores de la selección en cuestión (fuera la que fuera la que jugase en ese momento) y se vestía de sus colores.

Luego nos dimos cuenta que había en el centro de la ciudad dos pantallas gigantes a lo cine al aire libre y un terreno cercado para ver el mundial como si estuvieran en el estadio, lleno de aficionados equipados y gritando ITALIA (ese era el partido de ese día).

Al día siguiente nos encontramos a muchísima gente vestida rojiamarilla con banderas de España gigantescas y toros de Osborne, los colores pintados en la cara, obviamente eran todos alemanes y a mí casi me entraba culpabilidad de querer que perdieran para que al volver a casa no me bombardearan con más futbol.

Así fueron pasando los días, entre sonidos de vuvucelas que ya se habían comido nuestro cerebro (sobre eso habrá otro post) y gente coloreada por las calles.

Lo peor fue cuando la taquillera de la Main Tower al ver mi carnet de estudiante y comprobar que era española me metió una bronca tremenda porque España hubiera perdido contra Suiza, y yo con una cara de poker tremenda (que me interesaba que me hiciera el descuento y no iba a ponerme borde) pidiendo disculpas y haciendo bromas sobre futbol como si me importara un bledo algo…

La conclusión, los alemanes están completamente locos por el futbol, respiran y se alimentan de él… QUÉ HORROR.
viernes, 25 de junio de 2010 5 comentarios

Las Couettes

Una servidora no ha visto mucho mundo todavía y aunque me las dé de cosmopolita nada se aleja más de la realidad, soy una españolita chapada a la antigua, por eso cuando una llega a Alemania y se encuentra en el hotel con esto:



No hace otra cosa que preguntarle a su compañera de viaje ¿Miri, por qué nos han puesto sacos de dormir?

Miri, que sí es una mujer de mundo y tiene a familia viviendo en el extranjero me explicó que se trataba de una Couette, que se desplegaba y podías usarla como edredón o meterte dentro cual saco de dormir.

Cuando llegó el momento de usarla fue… divertido, yo lo de meterme dentro no lo veía nada claro porque me daba cierta claustrofobia y no dejaba de pensar que estando en un sexto si había un incendio y teníamos que huir me costaría el doble salir de ahí o me tocaría hacerlo al más puro estilo de las carreras de saco, así que descarté la idea.

Yo me lo tiré por encima, pero era tan calentito que me moría de calor, así que saqué las piernas, porque claro, como estaba tirado por encima y no llegaba abajo podías salirte del bicho con cualquier movimiento, si me quedaba sin cobertura tenía frío, dí más vueltas que el pitorro de la olla exprés…

Al día siguiente, cuando me levanté dije VAYA MIERDA QUÉ ES ESTE PIJORRO ALEMÁN… Porque como buena maña pijorro era la mejor palabra que existía para definirlo (en español vendría a ser un chisme o un cacharro), además yo era incapaz de recordar su verdadero nombre.

Tal fue mi poca retentiva del dichoso nombre que como intenté ser una intelectual y referirme a él por su nombre en varias ocasiones acabé utilizando un sinfín de nombres que nada tenían que ver con el del Couette original (Y quiero que conste en acta que para escribir este post he tenido que buscar en un diccionario francés como se traducía edredón para poder hacerlo correctamente).  El caso es que cuando intentaba contar algo en referencia al cubrecama acababa explicando una historia sin ningún sentido por la pequeña variación en el nombre.

Así que sacudí el Coulotte sobre mi cabeza para espantar a las moscas, y me eché el Coulís encima para poder dormir bien, creo que lo más parecido que le llegué a llamar fue Futón y simplemente por significado…

En fin, que no me gustó la Couette, que no disfruté y que no vuelvo más, hombreyá.

Eso sí, el rato que te ahorras en hacer camas y en sábanas es brutal...
miércoles, 23 de junio de 2010 4 comentarios

Frankfurt

Bueno, he vuelvido.

No sé si lo dejé caer por aquí en algún momento pero me he ido unos cuantos días a Frankfurt, Alemania. El vuelo era muy barato, el hotel muy bien de precio así que Miri y yo decidimos irnos a visitar las tierras germanas.

Salimos puntuales del aeropuerto y tras un vuelo tranquilísimo aterrizamos antes de hora, cogimos el bus de las seis y media, (lo que al parecer fue una hazaña, porque luego tenías que esperar tirada en el aeropuerto dos horas si lo perdías, y cuando llegamos quedaban cinco plazas…) y llegamos a Frankfurt.

Al son del primer gol de Alemania nos registramos en el hotel (habrá otro post sobre el futbol, os lo juro), subimos y la habitación era muy grande y cómoda, con chocolatitos en la cama esperándonos y los couets (para los que también habrá post).

Como no sabíamos qué hacer encendimos la tele, vimos que ponían el futbol y en el siguiente canal, alemán obviamente, unos chicuelos gritaban WELCOME TO ALBACETE, la cara de Miri y mía debió ser un poema, siguieron hablando en alemán mientras enseñaban Albacete, menudo ataque de risa, seguimos zappingueando y encontramos Tve internacional, gracias al cielo nos permitió mantener la cordura durante estos días, no es que la viéramos mucho pero las frases de Satur (del águila roja, serie que hasta Frankfurt no había visto jamás) nos amenizaron el viaje.

Cenamos cerca del hotel, una pizza, al día siguiente prontito a desayunar, un buffet con todo tipo de cosas, mis preferidos, unos croissants recién hechitos que sacaban calentitos y todo, pero había de todo, hasta frankfurts, puré, huevos revueltos, arenques, ensaladillas, yogures, cereales, embutidos… no sé, de todo, el café era aprovechable y todo, de la gama de cafés ricos, uno muy malo, pero entraba en la gama de cafés ricos y todo…

De ahí nos dimos vuelta por toda la Frankfurt monumental, vimos el Banco Central Europeo, en sus jardines en vez de patos o ardillas hay conejos, eran divertidísimos, la plaza de justicia, la catedral, el puente de hierro los parques del centro, el parlamento, el cosito de los monjes carmelitas.

Vimos a monjes budistas y a monjas vestidas de Madre Teresa de Calcuta, fue curioso…



Comimos en una especie de pastelería unos bocadillos de diosabráqué… porque juro que aunque estaban buenos no sé qué carajo llevaban dentro.

Luego fuimos a pasear por el paseo de los museos hasta llegar a la zona de bares donde disfrutamos de la gastronomía alemana, unas Bratzwurg (o cómo se escriba) y yo un codillo asado sin chucrut, que a mí la cosa esa me daba un asco terrible, todo regado con cocacola para mí (sí, soy una hereje a quién no le gusta la cerveza) y cerveza para Miri (en mi favor diré que la probé y que estaba buena).

Luego dimos un largo paseo hasta casa y nos encontramos con un camión que tiraba de una pasarela con una tipa pasando modelos mientras la grababan, curioso como mínimo.



Al día siguiente cogimos nuestro pase de museos, porque tenía pinta de ir a llover, aunque al final hizo buen día y todo y nos recorrimos unos cuantos museos, el de escultura, donde había sarcófagos egipcios que molaban mil, el de Staedel, donde había una exposición sobre no recuerdo qué tipito, pero sin duda era expresionista, Ludwig o algo así, había cuadros monos y horribles. Luego fuimos al museo de comunicación que solo por ver el cacharro que tienen en la puerta de entrada, merecía la pena entrar, y la verdad es que esperaba algo muchísimo peor, pero no, estaba dividido en varias secciones, la primera sobre el dinero, la segunda moda, donde había unos Manolos, y para mí los Manolos son devoción, luego teléfonos, donde había teléfonos viejitos y había líneas cruzadas así que llamé a una extensión y me sonó el teléfono de al lado y como una mema, con un teléfono en una oreja, cogí el otro al que yo misma acababa de ganar… si es que a veces puedo ser taaaaan inteligente. Había otra sala con ordenadores y otra sobre el servicio postal, y la más interesante, quitando los Manolos, obviamente, era una de chuletas o machetes o como los quieran llamar. Había de todo tipo, lástima que no entendiéramos un carajo… Pero una señora se esforzó al máximo por explicarnos el chiste de algunos objetos expuestos usando un oxidadísimo inglés, ¡Qué señora tan maja! Desde allí le envié un sms a Facu para que le tuviera toda la suerte del mundo mundial en la selectividad, y espero que le funcionara o algo…

Por la tarde estuvimos de compras hasta que nos morimos de cansancio y nos fuimos al hotel, entonces adoptamos a Cuqui (ese será otro post) y solo salimos del hotel para ir a por una MacPollo…

Al día siguiente nos volvimos a ir de museos, ésta vez fuimos al de Judíos, algo deprimente pero sinceramente no tanto como esperaba, la planta de arriba estaba destinada a mostrarnos las costumbres judías y la de abajo la historia de los judíos. Cuando lo terminamos nos fuimos al de historia, para seguir con el hilo y la parte normal era más bien aburridita, luego había una sala especial sobre la inmigración en Frankfurt y luego había una exposición muy genial de Frankfurt en la segunda guerra mundial, había ropa, carteles, utensilios del hogar (los cajones-especieros eran geniales, nos enamoraron a Miri y a mí), y lo más creepy, sin lugar a dudas, un árbol de navidad adornado con cruces gamadas, ponía los pelos de punta. Luego como exposición temporal había chatarras dobladas y pasamos mucho del tema, que a Miri y a mí lo del arte abstracto no nos va na’ de na’.

Luego nos volvimos a ir de compras, y me hice con un minicargamento de maquillaje, que estaba muy rebajadito y era genial, así que Wiii ya tengo la prebase de ARTDECO y la base Photo Ready de Revlon, así que soy hiperjapi de la life.

De ahí fuimos al hotel, a descansar un poco, y a media tarde una llamada de chico nos sugirió ir al parque principal donde había unas casitas coreanas monísimas (o al menos eso había visto chico en alguna web). Nos pusimos en marcha, caminamos un buen rato hasta llegar entre las casas y urbanizaciones con más postín de Frankfurt y rodeadas de porches y otros cochazos hasta que llegamos, en el parque estuvimos paseando un buen rato y cuando decidimos marcharnos sin encontrar las dichosas casitas coreanas, ahí estaban, y eran una mierda pinchada en palo, bah, no eran feas, solo vulgares,  que el atrezo de port aventura es igual, vamos, y nosotras nos habíamos metido una andada de la virgen para llegar hasta allí… un fiasco vamos.



Volvimos al hotel, muy hábiles nosotras, por la calle roja, sobrevivimos a ella, afortunadamente y nos dormimos con la firme intención de ir al día siguiente al zoo.

La firme intención se quedó hecha trizas cuando al levantarnos llovía a mares, desayunamos y como unas valientes nos fuimos al centro de centros comerciales, había uno raro raro raro, con un agujero, unas cosas que entraban, escaleras al más puro estilo Escher… no sé, mu raro.



Luego nos refugiamos en un Starbucks y en las tienditas bajo el suelo por las paradas de metro, comimos por allí y de ahí a la Main Tower, donde yo subí dejando abajo a la pobre Miri y su vértigo. Hice las fotos de rigor bajo la lluvia y de vuelta al hotel.

El viernes volvimos a España, antes comimos en el aeropuerto un par de Frankfurts como despedida, volvimos sanas y salvas, con un leve cansancio y unas ganas locas cada vez que veíamos el nombre de una calle y éramos capaces de pronunciarlo.
jueves, 10 de junio de 2010 1 comentarios

Intros

Cuando empieza la temporada de series me gusta ver como mínimo todos los pilotos, muchas series quedan automáticamente descartadas tras el piloto, otras se quedan un par de capítulos más pero se desechan también, y otras se quedan ahí hasta que se cancelen o me aburran del todo. En principio lo que me llama de una serie es la calidad o el elenco, como a todo el mundo, supongo, o los temas, que eso también es importante, muy probablemente una serie sobre crímenes será automáticamente descartada mientras que una con naves espaciales habitualmente durará mucho tiempo en mi agenda.

No obstante hay un factor que al parecer no es normal en absoluto, pero para mí funciona. No pasa a menudo, afortunadamente, pero cuando pasa, esa serie se queda en mi agenda. El factor es la cabecera, el theme, la intro, como queráis llamarlo. Si la cabecera tiene algo especial se queda conmigo durante mucho tiempo, en su momento me pasó con Weeds (reconozco que Weeds es una serie fantástica, pero aunque no lo hubiera sido, creo que la hubiera visto solo por la cabecera) y hoy me ha vuelto a pasar, con Pretty Little liars, el tema no me interesaba en absoluto y ya tenía bastante claro que no iba a volver a verla y entonces, he visto la cabecera, y es imposible que deje de verla.

Así que aquí  os dejo un ranking de las diez mejores cabeceras de series que yo recuerdo. Espero que os guste.

10. Parenthood








La canción es un gran acierto, tanto en letra como en tono, suena a pueblo, suena a familia, es lo que tienen los cantautores, pero lo que me gusta es el video. El collage de fotos de los protas de jovenzanos, me parece muy conseguido y majo, ya lo hicieron en los problemas crecen hace siglos, pero aquí sale Lauren Graham y eso siempre es un punto a favor. En esta serie se le da mucha importancia a los niños y verlos a todos así, hace como que creas que todos son importantes, es una cabecera muy agradable. Y la niña con los zapatos de la mamá es tan yo que siempre suelto una sonrisa de oreja a oreja cuando la veo.

9. Las chicas de oro (Golden girls)








Esta es una cabecera entrañable donde las haya, creo que el poder principal de esta intro es la canción, que es tan bonita que te hace poner ojitos o algo… al menos consigue que sonría con ternurita. Pero es que además están las chicas que son tan majísimas, tan viejitas, tan ochentera, tan guapísimas todas, que hace que te sientas bien.

8. Urgencias (E.R.)








Es una intro enervante, el estilo es muy clásico, nombres bajo imágenes de los personajes, no tiene nada muy especial, pero el tono verde hace que sepas que estás en el hospital, te recuerda a ese pijama que llevan los médicos y la música de fondo tan metalizada te da mal rollito, recuerda a las ambulancias, a los pitidos de los electros, no sé pero es como un “Sabes a qué has venido, vas a sufrir, vas a ver sangre, pero oye, hay un tono por encima, es agradable, esos son los médicos que son majos y te van a ayudar”.

7. Fraisier








No tiene nada de especial, lo acepto, pero su simplicidad me parece maravilloso, habla de comida, el tipito habla y el Good night everybody. No sé, supongo que es el menos es más, o algo porque me encanta y es la mar de sencilla, simplemente suena bien, no tiene ningún otro atractivo… La anterior era más simple todavía, solo tenía una línea que iba formando el skyline de Seattle, ni letra ni nada, pero a mí me gusta más esta.

6. Pretty little liars








Ni si quiera voy a molestarme en definir la serie, porque sería una pérdida de letras pero la cabecera es genial, muy ecléctica a lo… Anatomía de Grey cuando aún tenía cabecera, cosas de adolescentes, rizadores, pintauñas y aún así creepy (espeluznante, empiezo a usar demasiados anglicismos, pero lo siento, es que me paso horas viendo series en inglés y luego cambiar el chip me cuesta muchísimo…). Pues eso, que es creepy y además tiene como canción Secret, de The Pierces, una de mis canciones preferidas. Esta canción tiene su historia, la bailan en la presentación de sociedad de Blair y Serena en Gossip Girl donde The Pierces estaban invitadas, yo no conocía de nada la canción pero en cuanto la oí me volví loca y la quise como fuera, me pasé toda una tarde pasando letra y buscando listas de canciones de gossip girl (aun no eran tan fáciles de encontrar porque entonces la serie era nueva y nadie se dedicaba a ella). Al final la encontré tras muchas horas de búsqueda y durante un año fue mi melodía de móvil, el grupo me encanta, también debería hacer una entrada sobre The Pierces (creo que me voy a hacer un post it con las entradas que digo que voy a hacer, porque luego no tengo ideas y me paso semanas sin actualizar…). El caso es que la creepy intro con secret me han obligado a seguir viendo esta serie.

5. Cheers








Todo un clásico, la intro de Cheers siempre hace que me sienta… arropada, la palabra es arropada, como si alguien me abrazara con una mantita en las manos (sí, soy más rara que un perro azul marino, pero obviemos eso por un segundo, creo que es que me recuerda a cuando era pequeñajísima...). La canción, tan agradable, en ese tono, la letra que te hace desear tener ese sitio en el que todos saben tu nombre… El estilo es precioso, me encanta cuando la realidad se convierte en dibujos y en viejas fotografías, ese sentido de continuidad… no sé, me parece una cabecera buenísima.

4. Tremé








Algún día tengo que hacer una entrada sobre Tremé, es una serie que me encanta, la cabecera en cuanto a imágenes muy ecléctica, paredes húmedas, casas vacías, pero la canción es tan…. Simplemente genial, siempre consigue que me ponga a bailar como en un desfile de New Orleans, consiguen traer las “Parades” a mi casa. Me pone de buen humor, y siempre acabo cantando sola los coros en mi cuarto… “Tremé””baby””crazy”.

3.  True blood








Esta cabecera es tan bizarra en el más puro sentido inglés del término, es tan… sureña, sureña es la palabra, ese sur profundo de los EEUU que nos hacen ver las pelis y las series, sobre todo las de dibujos animados, yo siempre que me imagino a un sureño me imagino a los Simpson en plan tontainas… Pues eso, tan cruel, y la canción es simplemente genial, ese Bad Things con el I wanna do bad things with you que se te queda pegado durante días… me encanta.

2. Weeds








La cabecera, vamos, el video, no tiene mucho, no es muy especial que digamos, pero la canción, Little boxes, de Malvina Raynolds es una de mis canciones preferidas, me parece que le va como anillo al dedo a la serie y además, en la segunda temporada ponen una versión distinta de la canción en cada capítulo cosa que me encanta, así descubrí la versión de Victor Jara en español, que yo solo conocía la de Adolfo Cedrán. Jo! Cómo me gusta! Os dejo el link a un tipito de youtube que tiene subidas todas las versiones que se emitieron como créditos.

1.Tan muertos como yo (Dead like me)








Sin duda la mejor cabecera del mundo, la música es marchosita, pegadiza y bailable. Las muertes haciendo fotocopias, y sobre todo, la pechá son mortales, nunca mejor dicho, me mato de risa cada vez  que veo esta intro, la adoro.
miércoles, 9 de junio de 2010 2 comentarios

Evil twin

Inicio categoría, porque me dan estos flashes muy a menudo, y ya deberían estar aquí Lea e Idina, pero bueno, más vale tarde que nunca, porque seguro que no será el último post con parecidos razonables.

En alguna entrada anterior creo haber mencionado a Kat Von D, no estoy segura, la tatuadora de Miami Ink que después abrió su propio estudio de tatuajes en L.A. La tipa me fascina todo lo que quiere y más, y me encantan los tatuajes que hace, son realmente buenos, hace sobretodo retratos y pin ups, pero son genialosisimos. El caso es que aunque yo sí sabía que existía el spin off de Miami Ink, nunca me había detenido a verlo hasta esta semana, que coincide con un rato que veo la tele. En general, no me gusta nada el crossover, no paran de discutir feo por tonterías, no sé, me parece que echo de menos a los del otro estudio, pero he hecho un descubrimiento asombroso.

El doctor Simon Tam (Sean Maher) tiene un doble malote en este mundo.

En este show, o como queráis llamarle… hay un tatuador que es un clon del doc pero con tatuajes por el cuello. Además habla parecido, muy educado, muy suave… no sé, pero me encanta, y verle es como ver al evil twin del doc, y me perturba un montón.

Al parecer el chico este se llama Dan y nació en Inglaterra (encima es inglés… ¿qué más se puede pedir?) y se crió en Nueva Zelanda (¡Eso es lo que se puede pedir de más!). Dicen que toca en un grupo, no sé si toca o canta la verdad, y me da perecita buscarlo… mira, lead Singer, estaba más abajo en su biografía, pues eso, canta, los tatuajes que hace son muy… mejicanos, no sé por qué, pero son muy mejicanos…

Bueno, pues os dejo con los dos y con el mural del estudio para que juzguéis el parecido.

[caption id="" align="alignleft" width="175" caption="Dan Smith"][/caption]

[caption id="" align="alignleft" width="135" caption="Sean Maher"][/caption]









 
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